miércoles, 1 de junio de 2011

los viajes en mariposa

Los viajes en mariposa, eran de sus favoritos. Sentía el aire haciéndole mimos, como los que el merengue producía en su paladar por las tardes de té.
-       ¿Cómo que te marcharás? – le había preguntado él con los ojos mojados
-       Si, me iré por unos días. – como le costaba aquello! – Dicen que los paseos en mariposa son de lo mejor que hay.
-       Pero dices que volverás, verdad?
-       Claro que volveré – tomó una bocanada y se animó. – No podría dejarte por nada en el mundo
-       Está bien.

Había sido difícil convencerlo, pero ambos sabían que dejarse crecer era lo mejor que podían hacer.
 La inercia la retenía, la tenía fascinada. Y a veces temía quedar eternamente en ese encanto. Pero había algo mas fuerte allí; mis mas grandes disculpas, porque no sabría decir bien qué.

- ¿Te gusta viajar? – le había preguntado luego de convencerlo
- Me desata
- ¿Lo ves?
- No veo, oigo
Ahora si que estaba confundida.
- No puedo verme – prosiguió él – en algo irreal
- ¿Algo irreal dices?
- Si. No podría verme alejado de tus galletas de canela

Esa misma noche, antes de su partida, preparó dos docenas de sus famosas galletas (eran su especialidad). Y las dejó al lado de su cama, mientras dormía. Le dio un beso en la nariz y susurró
- Yo tampoco podría verme sin tus cosquillas de amor.
Y a continuación lo abrazó y se dispuso a partir en su mariposa preferida. Pero no para siempre claro, porque seria algo irreal.

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